Ana Frank

Buenos noches, soñadores

En esta nueva entrega de clásicos quiero hablaros de uno que la verdad es que es necesario leer alguna vez en la vida, son de estos que uno no puede dejar pasar así como así, pues nos ofrece una realidad diferente, desde una perspectiva diferente sobre un hecho histórico. ¿Os hacéis una idea de cuál os quiero hablar?

La edición con la que cuento es una Debolsillo, ¿por algo en especial? No, simplemente porque fue la única que encontré, también tengo que decir que no es que busqué mucho más, no tenía preferencia ninguna por su edición, y es que además, tengo que admitir que me hice con él una tarde que me dio por pasearme por el centro de Madrid.

Para empezar ya con el libro en cuestión, hay que decir que es el diario de una niña de apenas 13 años, Ana Frank, en donde comenzó a escribir sus sentimientos, pensamientos y vivencias más íntimas, y del cual ha pasado de ser un simple diario a representar el testimonio de uno de los períodos más oscuros de la historia. 

A partir de este testimonio conoceremos como nuestra protagonista tuvo que ocultarse junto a su familia en un pequeño edificio para poder sobrevivir al holocausto judío. Pero antes de que este fuera un diario, era un simple cuaderno de autógrafos, aunque luego lo pensó mejor y decidió escribir y escribir. 

Cuando uno empieza a leerlo puede darse cuenta de que está dirigido a una persona en concreto, Kitty, a quien escribe cartas con todo lo que le está sucediendo. Lo curioso de esto es que aún hoy, esto sigue siendo un misterio, muchos creen que se refería a su amiga Käte Egyedi, quien más tarde comentó que ella no creía que esas cartas fueran dirigidas a ella. Otros piensan que lo tomó prestado de su libro favorito Joor te Heul. Aunque también podemos encontrar diversas cartas dirigidas a otras personas.

 

Aún pudiendo creer que Ana murió en una cámara de gas, eso es falso, pues la joven falleció de tifus, tras la hambruna que asoló a gran parte de su familia, solo uno de ellos consiguió sobrevivir, pero es algo que no os desvelaré para el que no conozca la historia de Ana.

Quien encontró estos diarios, Miep, los guardó con el fin de devolverlos a su dueña, aunque si hubiera sabido del contenido no dudaba de que se hubiera deshecho de ellos, puesto la ponían en una situación muy delicada tanto a ella como a personas que conocía de su entorno. Sin embargo, Ana sabiendo la situación en la que se encontraban y lo que podía suponer que encontraran esos diarios, decidió utilizar seudónimos, pero a la hora de publicarlos se decidió que al menos los nombres de la familia fueran los reales, los demás se dejaron como estaban.

Tengo que decir, ahora, como experiencia que el poder visitar la casa de Ana Frank en Ámsterdam fue totalmente increíble, nunca imaginaríais como en una casa tan pequeña los espacios estaban estrictamente administrados. Fue un recorrido impresionante y sobre todo el poder pasar a través del pasadizo y descubrir las condiciones en las que tenían que hacer vida la familia Frank, si alguna vez tenéis la posibilidad de ir, merece la cola que se hace a sus puertas.

Por lo demás, si aún no lo habéis leído os ánimo a hacerlo.