Un viaje a las intrigas y conspiraciones diabóicas que rodearon el reinado de Tuthankamón. Una tumba perdida que esconde las claves de su asesinato... pero que no desea ser abierta. Una novela que nos traslada a las excavaciones de principios del siglo XX para ofrecernos un mundo repleto de leyendas, maldiciones y ansias de riqueza.
Antiguo Egipto, 1327 a.C. El joven Tuthankamón utiliza su poder para encargar la construcción de una tumba digna para su padre, Akhenatón, el faraón que fue acusado de hereje, asesinado y enterrado fuera del Valle de los Reyes por rendir culto al dios solar Atón. Pero los sacerdotes que trataron de alejar a Tutankhamón de las ideas de su padre y la ambición de ciertos miembros de la Corte amenazaban la vida del joven faraón.
Luxor, 1922. El descubrimiento de la tumba de Tutankhamón encumbra a Howard Carter como el más importante y envidiado arqueólogo del momento. Pero la codicia del gobernador Jehir Bey y la leyenda de una maldición le obligan a luchar para proteger los tesoros hallados... hasta que los indicios grabados en un ostracon le muestran el camino hasta otra tumba misteriosa cuyo origen se pierde en la historia y que parece ser la causa del asesinato del propio Tutankhamón.
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Nacho Ares, el autor de esta magnífico libro (leído por una amiga) es un licenciado y entendido de Historia Antigua. Hasta ahora ha publicado 15 libros y casi 300 articulos sobre aqueología. Y en una de las Revistas de Arqueología descubrimos sus 10 secretos más íntimos, ¿Os apetece leerla?
Un libro: Quizá por lo que me influyó, Dioses, tumbas y sabios de C. W. Ceram.
Una película: Desayuno con diamantes, con Audrey Hepburn (1961).
Una canción: Chronology 6 o Campos Magnéticos 2, de Jean Michel Jarre.
Una obra de arte: Las Meninas, de Diego Velázquez.
Un personaje: La princesa de Éboli, por supuesto.
Una ciudad: Madrid o El Cairo.
Una comida: La tortilla de patatas, por decir una. La comida no me da más.
Una afición: Leer.
Un color: El rojo, como el pañuelo de Pacomio.
Un sueño: “¡Virgencita, virgencita que me quede como estoy!”
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