Bueno, bueno, ahora que hay un ratito que mejor que tomar una lista para futuros libros que leer, y por supuesto bien recomendados a todos los amantes de las princesas y a las diferencias.

Ya conocéis la historia: el zapato de cristal, el Príncipe Encantador, felices para siempre... Bienvenidos a la realidad: aburridas clases de genealogía real, de costura, de cómo comportarse como «una señorita» y, lo peor de todo, un príncipe que es todo menos interesante y, desde luego, en absoluto encantador. La futura princesa Ella trata de enfrentarse a su nuevo estatus real, pero se da cuenta de que no tiene madera de «majestad». Sin embargo, romper el compromiso no va a resultarle nada fácil, especialmente cuando empieza a sentir algo por otro chico... Si Ella quiere escapar de palacio, deberá utilizar todo su ingenio, determinación y coraje, además de renunciar a todo aquello que se espera de «una señorita».
La vida en palacio puede resultar muy peligrosa...
Cecilia sabe que no es una campesina cualquiera: ella es la verdadera heredera al trono, pero debe ocultarse hasta que sean derrotados quienes asesinaron a sus padres. Mientras tanto, la sustituye en palacio una campesina llamada Desmia. Cecilia debe fingir que su vida se limita a limpiar, remendar y fregar platos, hasta que finalmente se da cuenta de que ha llegado el momento de tomar el mando y recuperar el trono. Acompañada de su mejor amigo, Harper, huye a la capital del reino, decidida a enfrentarse cara a cara con el peligro. Pero en el famoso Palacio de Espejos, nada ni nadie es quien dice ser.
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