Suzy es una fanática del control, y ha hecho una lista con todo lo que desea conseguir en la vida: tener un buen trabajo, conocer al hombre perfecto y vivir con él feliz para siempre.
Sus planes empiezan a torcerse el día en que su coche se avería en una carrera rural y un motorista lleno de tatuajes se detiene a ayudarla.
Ese encuentro fortuito da paso a una noche de pasión sin igual, y pone su mundo patas arriba.
Pero ¿puede un rollo de una noche acabar convirtiéndose en la relación con la que había soñado toda su vida?
Hoy os traigo un nuevo libro al blog, era una de las novedades de este mes de diciembre, y no os voy a engañar, tenía muchas ganas de leerla. Ya de por sí cuando lo vi anunciado en redes hace cosa de un mes, no tenía dudas de que era de las mías.
El Tatuador es una de las primeras novelas de Chelle Bliss que llegan a nuestro país, a través del sello de Phoebe Romántica. Es un libro romántico, en donde dos mundos totalmente distintos colapsarán de una manera divertida y casual. Y es aquí donde entrarán en juego nuestros dos protagonistas principales, Suzy y City.
Suzy es una mujer con las cosas muy claras, tiene un trabajo que le gusta, unos amigos a los que adora, en resumidas cuentas, una vida perfecta. Tan es así que cuando en su vida aparezca City, apenas sabrá que hacer con esa relación que empieza de la nada. Una noche loca en la que ninguno de los dos tiene más perspectivas que el pasar un buen rato, pero todo irá tomando un cariz, que ninguno de los dos se esperaba, ¿y es que quién se imaginaba que tras un accidente pudiera surgir el amor? La historia irá avanzando y nosotros, como lectores, con ella. Descubriremos cómo han llegado a ser como son, sus desventuras y sus aventuras, así como el miedo que da enamorarse de la persona que uno menos espera. A pesar de ser a todas luces un instalove, tengo que decir que me ha gustado como se ha ido desarrollando todo, dándome motivos y haciéndome ver el por qué no solo fue un flechazo a primera vista, y es que Suzy siente tanto miedo que veremos incluso como huye por patas de esos sentimientos encontrados. Al contrario de City, quien no duda en que Suzy no es solo una más, sino que puede llegar a ser mucho más que eso. Quizás lo atípico de esta historia es que por una vez los papeles de inseguridad se invierten, pues ¿quien no está acostumbrado a leer sobre las inseguridades casi siempre de nuestros protagonistas masculinos? Me ha encantado City con su pose de perdonavidas, que en el fondo, y tras conocerle, es un trozo de pan, y es que otra de las cosas que nos enseña esta historia, es que los estereotipos hacen que no veamos a las personas como realmente son, pues en este caso City es cariño, divertido, tierno, aunque a veces peque de arrogante, no todo podía ser perfecto. Pero si de alguien me he enamorado de esta novela, ha sido sin lugar a dudas, de su familia. ¡Los adoro! Porque además de sus idas y venidas, que nos harán pasar grandes momentos, ya que los hermanos de City, se cebaron con él cuando descubren que siente más de lo que debería por Suzy, nos enseñan lo que es el amor y el apoyo que una familia como la suya puede ofrecer. De hecho, estoy deseando saber más sobre el resto de hermanos, sobre todo, de la única hermana.
Pero si City tiene a su familia, Suzy tiene otra que no se queda atrás, Sophia y Kayden, sus amigos de toda la vida, una pareja tan bien avenida que no dudarán en dejarle claro a City que con Suzy no se juega.
Y es que uno de los puntos fuertes de esta novela son sus personajes secundarios, dan tanto juego que incluso conseguirán que Suzy y City salgan de la zona de confort en la que se hallaban desde hacía un par de años.
El final de la novela es totalmente previsible, y me quedé con la sensación de que todo sucedía demasiado deprisa, me hubiera gustado disfrutar de más momentos, aparte de que noté como el epílogo era metido como con calzador, demasiadas cosas suceden en un momento y luego ¡PAM! ¡FIN!
En sí, El Tatuador es una novela que se lee rápido, con muchos diálogos, entretenido, ideal para estas tardes de diciembre, porque desde luego que cuando empecéis no podréis parar.