Cuando tu mejor amiga se casa y tú sigues soltera, te agarras una buena cogorza. Si no, no es la boda de tu mejor amiga. Punto. Eso sí, lo de acabar intimando a lo loco con él no estaba previsto.
En mi defensa, debo decir que asistí a la boda sin la supervisión de un adulto, lo mínimo que necesito para no liarla parda cuando hay barra libre y un soltero apetecible en la zona.
¿En qué momento me pareció que aquello era una buena idea? Al final, iba a pagar caro el no ceñirme al plan original de emborracharme. Nada salió como había esperado, a pesar de que aquella noche fue mágica.
Pero lo que son las cosas: aunque nos habíamos prometido distancia, el maldito (o bendito) destino hizo que no tuviéramos más remedio que volver a colisionar.
En mi defensa, debo decir que asistí a la boda sin la supervisión de un adulto, lo mínimo que necesito para no liarla parda cuando hay barra libre y un soltero apetecible en la zona.
¿En qué momento me pareció que aquello era una buena idea? Al final, iba a pagar caro el no ceñirme al plan original de emborracharme. Nada salió como había esperado, a pesar de que aquella noche fue mágica.
Pero lo que son las cosas: aunque nos habíamos prometido distancia, el maldito (o bendito) destino hizo que no tuviéramos más remedio que volver a colisionar.
¡May Boeken vuelve! Y lo hace por todo lo alto con una novela autoconclusiva, emocionante y que no dejará indiferente a los amantes del género de la romántica.
Desde que conocí a esta autora por su anterior biología, estaba deseando que este mes de septiembre se publicara esta historia. Y es que conocer a Daniel y a Ana de una manera más a fondo ha sido toda una aventura. Dos polos opuestos que la única unión entre ambos es Rebeka, sí, sí, la misma Rebeka de Todas las Malditas Decisiones y Todas las Benditas Decisiones. Ya en esta bilogía pudimos conocer algo a ambos personajes, pero nada que ver con cómo lo haremos ahora. Y es que todo tendrá un significado diferente tras la boda de Gary y Rebeka, donde han pasado más cosas de las que nos podríamos imaginar.
Todas las promesas que rompimos empieza con un bombazo por todo lo alto, que hará que Ana se presente en Alemania para darle el notición a Daniel. Desde el momento en el que colisionan, porque lo harán, y cuando lo leáis me entenderéis, sus mundos se verán patas arriba. Deberán adaptarse a una nueva situación que les cambiará la vida para siempre.
Ana es alocada, divertida, malhablada y brutalmente sincera, tanto que a veces pondrá entre las cuerdas a Daniel. Pero si hay algo que tengo que decir, aparte de darnos grandes momentos, es ese enorme corazón que se encuentra escondido bajo muchas capas, tantas que a veces puede dar señales contradictorias y despistar a Daniel, quien desde el minuto uno, no sabe cómo manejar a este terremoto de mujer.
Y es que el pasado de Ana, pesa mucho en su corazón, tanto que es incapaz en ocasiones de abrirse y ser ella misma, incluso con las personas que más la quiere. Algo que veremos muy reflejado en ese distanciamiento con Rebeka, su mejor amiga.
Pero hay que decir que no es la única que se esconde entre capas, sino que Daniel es similar en este aspecto y tampoco se quedara atrás, de carácter imperturbable y con una vida perfecta ordenada y un trabajo que en ocasiones le obliga a mantener un control férreo de sus emociones, no estará preparado para la variante Ana.
Ambos tan opuestos y a la vez tan similares, comenzaremos esta aventura en tierras alemanas, en donde habrá todo tipo de momentos, desde tensos, como sucederá cuando ambos se vayan dando cuenta de que sienten más de lo que admiten decir o por el peligroso trabajo de Daniel, hasta otros tronchantes en donde veremos a Ana en todo su potencial.
Y es que el ritmo de la novela es trepidante, capítulos llenos de instantes que marcaran el rumbo de la historia y sobre todo de la vida de los protagonistas, quienes, si ya no tenían suficiente con los problemas que se le vienen encima, a ello deberemos añadirle a una niña rubia monísima llamada Andrea ¿os acordáis de ella? Pues ya os digo que dará mucho juego esa pequeña granuja y lo mismo que sucederá con Heiko, el propietario de ese famoso bar ilegal.
Aunque no solo les acompañaran personajes que ya conocemos, sino que también otros nuevos que en ocasión pondrán contra las cuerdas a Daniel o Ana en algún momento de la novela, y es que no hay nada mejor que alguien te diga desde fuera lo ciego que estás y todo lo que podrías perder sino das ese salto al vacío.
Es un romance que se irá fraguando lentamente, dando tiempo a conocer a los personajes, sus vidas, sus sentimientos, pensamientos y emociones, tanto es así que cuando quieras darte cuenta se te habrán metido bajo la piel. También ha sido un placer ver personajes tan bien construidos y perfilados que han hecho que la historia adquiriera ese toque tan real y cercano, pues se habla sobre temas como la familia, la pérdida de un ser querido… ¡sobre la vida misma! Nada edulcorado. Y para mi este es un aspecto muy importante si se quiere llegar al lector, porque conmigo lo ha hecho. ¿Y el final? ¡ÉPICO! ¡TREMENDO! Me ha encantado, que puedo decir, ¿es previsible? Sí, pero en esta ocasión no es algo que me importe, porque si no hubiera acabado como acaba seguramente me habría dado un paro cardíaco. Unos últimos capítulos que te mantienen en vilo y que por un momento uno se pone en lo peor.
Tengo que decir que Todas las promesas que rompimos me ha suscitado todo tipo de emociones, carcajadas, angustia, alguna que otra lagrimilla, pero sobre todo mucho sentimiento y eso solo se consigue con una buena narración y un ritmo adictivo. Si aún no habéis leído la novela os recomiendo hacerlo, porque en el momento que entréis en el mundo de May Boeken no querréis salir de él.