Fue un beso tonto

Tras una serie de fracasos amorosos las Inspectoras de policía Olga Ramos y Clara Viñuelas lo tienen muy claro “para qué un novio, si se pueden tener muchos amigos”. Sin embargo, una serie de circunstancias harán que sus vidas cambien por completo.

Opinión personal:

¡A

l fin me decidí! Era una novela de la que me han hablado muy bien y ya sabéis que me encanta devorar libros así que no tardo en hacerme con ellos.

He de decir que esta es una de mis escritoras favoritas, me cautivo por Deseo Concedido, otro de sus títulos, pero en este caso me desencanto un poco, ¿Qué porque? 

Iré por partes, como dijo Jack el Destripador. 

El ambiente que crea la autora como siempre desde un principio es más que atrayente, divertido y alocado, simplemente diré, una fiesta benéfica, un dispositivo policial y un par de tiros, ya podéis ir imaginando por donde van a ir los “tiros”. 

Olga Ramos y Clara Viñuelas, inspectoras de policía, y nuestras principales protagonistas, son mujeres fuertes y decididas, y no temen haberse metido en un mundo de hombres. Sus vidas son complicadas y sobretodo que no tienen mucho tiempo para tener vidas privadas, pero en cuanto conocen a dos doctorcillos la mar de sexys, se meten de cabeza con el único fin de conquistar su amor, y ellos, Alex O´Connors y Oscar Butler, quedan prendadas de ellas en cuestión de segundos. ¡Una maravillosa historia de amor! Pero como no todo lo que reluce es oro, pues ya tenemos el lío montado: una madre loca, una ex aun peor, una abuela que parece sacada de la a quien no hay quien viva y la vecina ni os cuento, una niña y un sin fin de personajes secundarios de los que sabremos más alla de sus nombres. Hasta ahí todo bien, ahora es cuando me decidió a sacar aquellas “puntillas” que quizás han hecho que no me quede con un buen sabor de boca.

La narración de la historia, a pesar de tener sus 400 páginas, es demasiado rápida, hay a veces que una se queda como ¿Qué sucedió? O ¿Cuándo hablaron los personajes de esto? No sé si me explico… Y bueno, luego que Olga fuera tan, tan, tan soez resulto en momentos cargante, vale que sea algo chabacana o que utilice tacos, expresiones que se utilizan cotidianamente… pero ¡puff! Demasiado para mí. 

Y luego ese final tan escabroso, boda, nacimientos, reconciliaciones… ¡Pero cuando! Me falto algo de lo que Megan Maxwell me tiene acostumbrada, esas sensaciones que ella me despierta con todas sus novelas.

Por lo demás es una novela donde siguen abundando el humor, la diversión y momentos en los que te sorprende.

Pero esta vez no soy capaz de decir adelante soñadores leer, porque realmente no sé si os llevaréis las mismas sensaciones. Leedla cuando os veáis sin nada más que leer.

         5/10