¿Finales felices?

Buenas tardes, soñadores.

Vuelvo a la carga con otro tema que muchos nos habremos preguntado alguna vez ¿Por qué todos los libros suelen acabar bien? No sé vosotros, pero en mi caso la gran mayoría de libros acaban bien y ya no sólo eso sino que además con el mismo tipo de final, bodorrio, familia feliz con 3 o 4 niños… ¿No estáis un pelín cansados de ello?

Y ¡Ojo! Que a mí me encanta que acaben bien, pero creo que como sigan endulzándonos los finales nos van a dar una hiperglucemia, por lo que en mi caso me encantaría encontrarme con un final distinto o simplemente que no acabe tan bien, aunque luego ello conllevé una gran cantidad de lágrimas y angustias.

También seamos sinceros, uno recuerda más aquellos libros que acabaron mal que los que acabaron bien, ¿Curioso, no? Seguramente porque estos consiguen que conectemos más con los personajes, con esto no quiero decir que porque acaben bien uno no conecté con ellos, pero es otra forma de conexión, otros tipos de sentimientos e incluso en circunstancias hacen que nos deje una moraleja final, una reflexión.

De hecho creo que el libro que recuerdo con más pena y angustia fue uno que leí, para ser exactos la tercera y última parte de “Los Guardianes del Tiempo”, menudo final creo que acabé traumada y eso que fue cuando apenas comencé en el mundo de la lectura, un show, creo que tras acabarlo decidí que tardaría bastante tiempo en volver a releerlo.

Por cierto, os lanzo una pregunta ¿Cuál fue el libro de final trágico que os marcó?

 

Y volviendo al tema, estos finales no sólo se encuentran en un solo género literario, sino que todos en algunos libros pecan de lo mismo. Ha llegado incluso a que hay finales que entran con calzador para ser un “… y comieron perdices”, es decir, que uno como lector sabe que la situación en la que se encuentran los personajes es bastante caótica, con dificultad incluso de que se remonte, pues no sé cómo se lo montan algunos autores que al final le dan la vuelta a la tortilla y por harte de magia todo se soluciona, que no, que no, que no hace falta forzar las cosas, que si uno ve que no hay futuro, pues no lo hay y no pasa nada. Porque sea un final “no feliz” no quiere decir  que no vayas a llegar a tus lectores, sino que le darás esa parte real que la novela necesita. De igual manera sucede con los finales felices, uno empieza a leer y leer y llega al final y puede pensar…

-          Pues vaya, menudo final tan repetitivo.

-          Qué final tan simple, ya me lo esperaba.

-          No era como lo imaginaba.

-          …

Y podría seguir  diciendo frases que a muchos se nos pasa por la cabeza al acabar un libro.

En resumen, lo que quiero decir con esta entrada es que los finales no felices son necesarios para fomentar otros sentimientos al lector, no sólo utilizar siempre aquellos que son más cómodos ya que eso puede llevar a los autores al efecto contrario. Y nosotros como lectores, también necesitamos cambios, giros que no sean lo que esperábamos, porque eso hará que nos encontremos pegados a sus páginas sin descanso.