Unidos como uno para amarse, para honrarse o para arder. Dos años atrás, Louise le Blanc huyó de su aquelarre y se refugió en la ciudad de Cesarine, donde renunció a la magia para vivir de lo que pudiera robar. Allí, cazan a brujas como Lou. Les temen. Y las queman. Como cazador de la Iglesia, Reid Diggory ha vivido su vida bajo una regla: «No permitirás que ninguna bruja viva». Pero cuando Lou realiza una gran artimaña, tanto ella como Reid se ven obligados a aceptar una situación impensada: el matrimonio. Lou, incapaz de ignorar sus sentimientos que son cada vez más fuertes, pero sin poder cambiar quién es, Lou debe elegir. Asesino de brujas: la bruja blanca se desarrolla en un mundo de mujeres empoderadas, magia oscura y donde los romances son fuera de serie. Cuando lo termines de leer, querrás más.
Cuando este libro llegó a España, de primeras me cautivó su portada, llamativa, intrigante y con esos colores que ahora tras leerlo, creo definen muy bien la historia. Y ya cuando leí la sinopsis, supe que había caído y que tenía que leerla. Aun sigo sin entender como he podido posponer tanto esta lectura, porque de verdad que la he disfrutado muchísimo.
La historia comienza presentándonos a Louise, una bruja que tuvo que huir de su aquelarre y que ahora se encuentra en la ciudad de Cesarine, intentando sobrevivir como puede, robando. Así que cuando se le presenta la oportunidad de hacerse con un poderoso anillo, apenas lo duda. Pero la fortuna le tiene preparada una sorpresa enorme, cuando su destino se encuentre atado a Reid, el capitán de los cazadores de brujas.
Una de las mejores cosas que tiene el libro y que me ha encantado de esta historia, han sido sus personajes, y creo que aquí sería incapaz de hacer diferencia entre los principales y secundarios.
Lou es una protagonista femenina fuerte, decidida y audaz, que no tiene tapujos en decir lo que piensa o siente, haciendo que en ocasiones sus expresiones no sean aptas para una dama, pero a pesar de toda su bravuconearía guarda un corazón lleno de inseguridades, uno que teme amar y ser amado, y que solo los más cercanos son capaces de identificar, algo que sabrá hacer muy bien su amiga Coco, otra bruja, que está más que dispuesta a jugarse la vida por ella. Ambas son un dúo de lo más singular, tienen una camaradería tan especial y la autora la describe tan bien que me sentí muy cercanas a ellas.
Pero no solo contamos con personajes femeninos fuertes, sino que también los masculinos tienen su aquel. En el lado opuesto está Reid, un cazador fiel a sus principios, formado bajo el ala del arzobispo y que cree fervientemente en la causa de matar brujas para crear un mundo mejor. Al principio veremos un Reid, demasiado regio, poco acostumbrado a salirse de las reglas establecidas, por lo que en el momento en el que Lou aparece en su vida de grises, todo adquiere un color especial, dando pie a una relación que no entiende ni de religión ni de brujería. Me resulto muy difícil que Reid no me cayera bien y es que conforme fui conociéndole, me fui dando cuenta de que me iba a ser imposible no quererle. Pues su evolución junto con la de Lou ha sido realmente increíble.
Como adelantaba un poco antes, los personajes secundarios también ha sido un elemento vital para el desarrollo de la historia. Tanto Coco y Ansel, serán dos personajes muy cercanos a los protagonistas y que los acompañaran en casi todas la escenas. Coco, una bruja de sangre con un carácter brillante, y que su opinión como sus acciones en algunos momentos será decisiva, creando conflictos y malentendidos. Por el contrario, Ansel ha sido como el muchacho a proteger, un joven chasseur bondadoso y amable, que a pesar de estar dentro de la Iglesia, tiene un mente bastante abierta y que no dudará en aceptar a Lou y a Coco tal y como son. Además Ansel son de esos personajes que uno le va tomando cariño poco a poco, conforme se le va conociendo y que cuando uno llega al final de la historia, sabe que ya no sería igual sin él.
Toda la novela estará narrada a partir de dos puntos de vista que se irá intercalando, la de Lou y la de Reid, dos perspectivas muy distintas que nos da la oportunidad de conocer mucho más a los personajes y sus vivencias, como ese cierto odio de Lou por los chasseur y todo sus principios con la Iglesia o la de Reid, un fiel seguidor a la caza de brujas. Creo que sin estas dos visiones seguramente habría sido complicado entender las posturas de ambos e ir descubriendo que son más cosas las que les une que las que les separa.
Otro de los aspectos que ha hecho que me encantara la historia ha sido la ambientación, en donde la autora ha jugado con ciertas premisas de una Francia de época con paisajes románticos, calles abarrotadas de gente disfrutando de los espectáculos ambulantes e incluso esa picaresca tan típica de la época. Ha sido un viaje que desde luego con sus descripciones me ha transportado a esa Cesarine de toques franceses.
El ritmo de la historia ha sido tan envolvente que me ha resultado complicado soltar el libro, porque conforme lo hacia, me quedaba en un capítulo clave o me daba una premisa de lo que iba a suceder más adelante. No he sentido que me faltara, ni me sobrara nada, ya fuera en cuestión de escenas o diálogos, creo que todo esta muy bien hilado para que el lector disfrute de cada uno de sus capítulos y siempre se quede con ganas de más por seguir viendo como se desarrolla la relación entre los personajes o por como se las arreglaran en las escenas de acción en donde sus vidas correrán más de un peligro.
La bruja blanca es la primera parte de una bilogía que empieza pisando fuerte, que a pesar de sus 400 y pico páginas, no se hace pesado, sino que por el contrario a uno le deja con la miel en los labios al querer saber que sucederá en las siguiente entregas.