¡Buenas
tardes, soñadores!
Ya estamos a jueves, y el viernes se acerca peligrosamente,
así que démoslo todo.
Por mi parte os traigo dos avances de la segunda parte de Crónicas de una
Bruja Universitaria, ¿Qué aún no lo habéis leído? ¿Y a que esperáis?
Os aseguro que os encantará, porque tiene de todo.
De momento su autora nos ha deleitado con varios fragmentos, el
primero lo hizo en navidades.Y ese será el primero que os ofrezca hoy... ¿Preparados?
Fragmento: La noche de
máscaras
"De repente, se encontró sola en medio de un elegante
baile rodeada de extraños. Miró a su alrededor. Aquel lugar parecía el salón de
baile de un esplendoroso palacio digno de Sissi Emperatriz. La multitud dejó
paso a Hugo.
A Tina se le cortó la respiración por lo guapo que estaba. Él
la miraba con su habitual expresión, gélida, pero seductora. Llevaba un
elegante ropaje de seda negra, una larga capa a conjunto y un pañuelo blanco en
el cuello. Se encajó un antifaz blanco y caminó hacia ella lentamente, hasta
que, con una expresión grave, muy propia de Mr. Darcy, le tendió una mano para
sacarla a bailar.
Era carnaval. Muchas personas que se encontraban en aquel
lugar llevaban sofisticados disfraces dieciochescos y máscaras… Entonces Tina
llegó a la rápida conclusión de que aquello era un baile de máscaras de corte
veneciano.
El salón estaba muy elegantemente decorado con grandes
espejos de marco dorado y lámparas de araña. En el centro de la pista un tipo
con esmoquin y el rostro cubierto por una máscara escarlata tocaba el piano con
gran destreza mientras una esbelta joven cantaba como los ángeles. La miró con
atención. Llevaba una hermosa trenza con lazos de oro entrelazados que llegaba
hasta más allá de su cintura, sus ojos de perla negra eran hipnóticos,
profundos… ¡Era la bellísima Dhara! No tuvo tiempo de pensar, porque Hugo la
rodeó por la cintura y la hizo girar sin parar por toda la pista de baile… La
cabeza le daba vueltas y vueltas… Máscaras, pomposos vestidos, voluptuosos
pechos, pajaritas, brillantes joyas… Miró hacia abajo y se dio cuenta de que
ella también estaba ataviada como una princesa. Llevaba un hermoso vestido
dorado de brillante pedrería y, en el reflejo de uno de los espejos, logró reconocerse
debido a su llamativo cabello rojo. Lo llevaba recogido en un elegante moño que
enmarcaba su rostro en forma de corazón. Entonces miró la única mano que le
quedaba libre y, para su sorpresa, apareció un bellísimo antifaz color dorado
que podía sujetarlo con una varilla. Casi dio un grito de satisfacción. Se
sentía más hermosa que nunca, igual que una princesa de cuento."
¿Os habéis quedado con ganas de más?...
¡Oh! ¡Qué sorpresa! Me encanta. ¡El montaje de fotos ha quedado genial! :-) ¡Un beso muy grande!
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