-Sí, claro, si no recuerdo mal tiene los 23 años que se
necesitan, estás en buena forma, ¿Por qué no te iban a llamar?
-¿Y por qué no lo iban a hacer contigo? – le devolví la
pregunta quitándome así de ser el centro de la conversación.
-Fui llamado hará dos años, y tras presentarme en el
parlamento no conseguí pasar la siguiente prueba.
-¿Prueba? – pregunté otra vez.
Jamie pilló al momento que no sabía de que hablaba.
-No es tan fácil que un seleccionado pueda llegar a ser
Guardia de la Noche, tiene que pasar por distintas pruebas, la primera es psicológica,
te conectan a un programa en el que tienes que elegir la opción correcta y si
no es así estás descalificado, más tarde hay una prueba física, más bien de
resistencia, y después de ello hay otra prueba, la última, la que te hará
ingresar, y es que demuestres porque tienes que estar allí.
-Es impresionante que tengas que pasar por tanto, ¿en qué
fallaste? – pregunté con demasiada curiosidad como para acallar mi vocecilla
interna.
-No di la talla, elegí en la prueba psicológica algo de lo
que me era incapaz de desprenderme…- sus ojos azulados se entristecieron y
después de ello desapareció dando por finalizada la conversación.
El resto del día pasó sin ningún altercado, por lo que a las
doce de la noche mi trabajo había acabado, tras despedirme de todos, salí de
nuevo a la calle, en donde todo ya estaba oscuro y silencioso.
Fui a paso ligero, aún me quedaban dos horas de regreso a
casa y no había ni un alma, exceptuando a los Guardianes de la Noche quienes
patrullaban, pero al pasar el límite de la zona media, estaba más que sola.
Por la noche era cuando mi mente creaba seres inexistentes
haciendo que en ocasiones echara a correr, con el fin de alejarme de lo que
fuera que me perseguía. Cuando ya estaba en frente de casa, numerosos Guardias
de la Noche estaban apostados allí, ¿Qué había pasado? ¿Otro asesinato? Los
asesinatos en estos tiempos eran demasiado frecuentes de lo que nos gustaría
reconocer, la gente se volvía loca, su cerebro cambiaba, quizás debido a la
presión, quizás a que no eran lo que esperaba, a saber.
Me fui acercando al portal e intenté no mirar a los
Guardianes pero no tardaron en prohibirme el paso.
-¿Erín Melton? – preguntó un fornido guardián aún con su
casco puesto, evitando que pudiera ver su rostro.
-Sí – dije lo más valiente que pude, aunque mis piernas
temblaban.
-Aquí tiene - me ofreció una carta, la cual no tardé en
coger.
La carta tenía estampado el sello del Parlamento, ¿Qué se
suponía que era?
Los guardias no se movieron hasta que finalmente me decidí a
abrir la carta.
“Estimada señorita Melton:
Nos congratula informaros
que habéis sido seleccionada para los Guardianes de la Noche, la esperamos
mañana a las 8.00 am en la puerta del Parlamento junto con el resto de los
seleccionados.”
La carta terminaba con el mismo sello.
No podía ser ¿Seleccionada? ¿Yo? Era imposible, había oído
que alguna vez uno o dos de clases bajas eran seleccionados pero ¿Yo? Debía de ser
una auténtica pesadilla, yo no quería ingresar, a mi me daba igual los
Guardianes de la Noche, solo quería seguir con mi apacible vida, en donde me
levantaba, trabajaba y volvía a dormir, sin haber tenido ningún altercado.
Antes de que mi mente pudiera seguir alucinando, el guardián
que se había acercado en un principio a darme la carta, habló de nuevo.
-A las 7.30 am, estaremos esperándola aquí mismo, y ni se la
ocurra desaparecer, es considerado un delito y tiene como consecuencia la
muerte.
¿Qué pasará ahora? ¿Qué decidirá Erín?